El artista turco tomó cientos de libros de la sección de ficción de una biblioteca y los ubicó en la galería de la sección de arte. Su elemento en común: jamás habían sido prestados por la biblioteca. Aquí puede leerse la nota en el Newyorker)
Compartir en Twitter Compartir en FacebookRevistas
Sobre Calasso
Andrea Lee escribe una nota larga sobre Roberto Calasso en el Newyorker.
Compartir en Twitter Compartir en FacebookCalasso ha creado un género original y muy discutido para sus libros que no son ficción ni no-ficción, sino una mezcla de mito, biografía, crítica, filosofía, historia y minucias, salpicados con citas y tejidos con la incansable visión de Calasso hasta que adquieren una especie de vida orgánica propia.
Los libros de los «pensadores globales»
Foreign Policy publica su extraña lista anual de «pensadores globales.» A los 100 que entran en su cuadro les pregunta cuáles son sus libros del año. Entre los más mencionados,
Compartir en Twitter Compartir en FacebookEl siglo de Cage
John Cage cumple 100 años. Alex Ross lo recuerda en un artículo del New Yorker. Hizo que su música sonara como el mundo y por eso el mundo suena a Cage, dice.
Compartir en Twitter Compartir en FacebookRobert de Niro sobre su padre
Robert de Niro está trabajando en un documental sobre su padre. En una conversación publicada por Newsweek habla de su pintura, de la distancia que había entre ellos y de sus misterios. "Entre él y yo siempre hubo una muralla que quería romper." En vida lo buscó pero parece que hasta ahora, veinte años después de su muerte, lo encuentra.
Compartir en Twitter Compartir en FacebookAdam Gopnik, Camus y el arte del editorial
Adam Gopnik publica un artículo en el New Yorker sobre Albert Camus. Elogia sus novelas y sus ensayos pero se detiene en sus editoriales. Los articulistas pueden parecer los escritores más insípidos, dice Gopnik: garabateadores de las ideas anónimas, cultores de lo obvio y lo desabrido. Los buenos editorialistas no son los que pretenden ganar un argumento sino los que sugieren un tono para la discusión. «Lo que los grandes editorialistas enseñan a sus lectores no es «di esto», sino «suena así.» Camus aportó un tono: le agregó al debate la autoridad de la tristeza.
Los ensayos favoritos de Adam Gopnik
Adam Gopnik, colaborador regular del Newyorker responde a The Browser cuáles son sus colecciones de ensayo favoritas:
- And Even Now, de Max Beerbohm
- The Common Reader, de Virginia Woolf
- Essays, de E.B. White
- A Sad Heart at the Supermarket: Essays and Fables, de Randall Jarrell
- Visions Before Midnight, de Clive James
Bartra sobre el «nuevo PRI»
Roger Bartra escribe sobre el regreso del PRI. La alternancia ha provocado un cambio sustancial en ese partido, sostiene: convirtió la agencia gubernamental en un partido auténtico. El PRI se refugió en los estados donde gozó de un inmenso poder y siguió ejerciendo la arbitrariedad. El viejo partido aprovechó, sobre todo, que la atmósfera cultural no cambió. Se modificaron las reglas de la política y la dinámica de interacción entre poderes pero el aire fue el mismo.
Estamos ante una muy precaria y fragmentada cultura democrática. No se ha expandido impetuosamente una nueva civilidad que obligue a los partidos políticos a adoptar un comportamiento tolerante y responsable. No se ha desarrollado con suficiente vigor una cultura de la dignidad ni un orgullo democrático. En contraste, nos oprime todavía el enorme peso de la vieja cultura política autoritaria, que se halla profundamente inscrita en la sociedad mexicana. Es la rancia cultura priista que, aunque ha retrocedido en muchos ámbitos, se ha extendido fuera del partido que la alimenta y ha invadido al PAN, al PRD y a las élites políticas.
Bartra niega que el regreso del PRI pudiera significar la restauración completa del antiguo régimen pero se pregunta si su auge no refleja el síndrome de abstinencia de una sociedad que requiere una vieja droga para mantenerse tranquila.
Compartir en Twitter Compartir en FacebookCuarenta años de Plural
José María Espinasa escribe sobre los cuarenta años de Plural.
Compartir en Twitter Compartir en FacebookHasta entonces, en general, las revistas literarias o culturales mexicanas habían servido para difundir, entre unos pocos, la obra de quienes las hacían. El sentido era crear una comunidad, y esa fue la virtud de Contemporáneos, Taller, El hijo pródigo e incluso la Revista Mexicana de Literatura. Si conseguían llegar más allá de esa “inmensa minoría”, para usar la expresión de Juan Ramón Jiménez, dependía más de los tiempos que de la calidad misma. Dicho de otra manera:Contemporáneos era tan buena en 1930 como en 1980, pero en esos cincuenta años había pasado de ser una curiosidad a ser un clásico. Plural, en cambio, nació como un clásico; se dirigía no a una comunidad sino a un público, aspiraba no sólo a crear obras duraderas sino a influir en su entorno inmediato (Diálogos lo planteó un poco antes; por eso pienso que la revista de Ramón Xirau fue la primera publicación moderna del siglo XX). Este proceso es natural y hasta deseable en la evolución de una sociedad. No está, sin embargo, exento de peligros. Contemporáneos quería dar a conocer una literatura, una idea de la creación y sus resultados concretos, y nada más. Plural, en ese mismo intento, descubrió al monstruo: hacer una buena revista daba adicionalmente poder.
El arzobispo edita
Newstatesman invitó a Rowen Williams, arzobispo de Canterbury, a ser el editor invitado de su edición más reciente. (¿Alguien se imagina al obispo de Ecatepec editando un número de Letras Libres?) En su artículo se lanza contra las políticas de la coalición que gobierna la Gran Bretaña. Entrevista también al canciller británico. En la misma edición, Philip Pullman se describe como un ateo anglicano y relata lo que a la iglesia anglicana debe. (Los artículos todavía no están abiertos para su lectura)
No hay reformista feliz
Ahora que ha cumplido ochenta años, Mikhail Gorbachov encuentra más gente en Londres que en Moscú dispuesta a celebrárselo. Rachel Halliburton conversa con él para New Statesman. Hablan de Cameron, de Obama, de Putin. También hablan de su esfuerzo por abandonar la política. Gorbachov cree que la crueldad de la política mató a su mujer. Una expresión suya queda de la entrevista: "No hay reformista feliz."
El antidramatismo de Obama
David Remnick publica un artículo interesante en el New Yorker. Reconstruye los días previos al asesinato de Osama y resalta la sobriedad del anuncio presidencial. El editor del semanario encuentra en ese momento un símbolo elocuente de su estilo:
Como presidente, Obama ha mostrado cierto desprecio por lo emocional, por la frase memorable y el gesto teatral. (…) Para algunos, esa determinación de evitar lo vulgar y barato es una forma de superioridad, un recurso para mostrar que los demás son vulgares y baratos. Pero su seriedad es un antídoto bienvenido en una cultura infectada por el autoelogio, el engaño y la paranoia.
Compartir en Twitter Compartir en Facebook
¿Qué pasó con los grandes pensadores?
Hace un par meses la revista Foreign Policy (aficionada a preparar listas de todo) ofreció un cuadro de lo que llamó "pensadores globales". La lista era curiosa: más que pensadores, destacaban empresarios y políticos con más fama que ideas. Gideon Rachman no queda muy impresionado con el listado de las inteligencias mundiales. No propone otros nombres pero imagina la lista en otro tiempo. Hace 150, la lista incluiría, necesariamente a Darwin, a John Stuart Mill, a Marx, a Dickens, a Tolstoi, a Dostoievesky. Si se siguiera la fascinación con los hombres de poder, incorporaría a Bismarck, a Garibaldi, a Lincoln y a Gladstone. En 1939 habrían podido nombrar a Freud, Einstein, Eliot, Picasso, Sartre, Hayek, Orwell, Keynes, Churchill, Stalin y Gandhi.
Compartir en Twitter Compartir en Facebook