Autorretrato de Henri Roger, 1895. Recogido del Encuentro de Arles 2008
Autorretrato de Henri Roger, 1895. Recogido del Encuentro de Arles 2008
Parece que las siglas bastan en Francia para identificarlos. Bernard Herni Levy publica un nuevo artículo en el Daily Beast. (el anterior fue traducido también por El país) sobre Dominique Strauss Kahn. Insiste en el carácter infamante del paseo para el colmillo de los fotógrafos. Dispara argumentos apresuradamente: pasearlo esposado y abatido no es darle trato igualitario. siendo un hombre famoso, se le somete a una tortura adicional; el principio de inocencia ha quedado vulnerado; los medios actúan como jueces y verdugos. "Dominique Strauss Kahn es mi amigo pero no defiendo a mi amigo, dice. Defiendo un principio."
James Fallows cree que un anuncio perdurará de esta campaña electoral. Se trata de un mensaje de Citizens Against Government Waste, un think tank en principio bipartidista, que en esta campaña tiene una inclinación política muy clara.
Con buen tino, Ricardo Cayuela dedica a Arcadi Espada (quien se pasea ahora por tierras mejicanas) su crítica a Presunto culpable. El documental, sobre todo el de tesis, es un género peligroso. De la tijera del editor pende la eficacia de la cinta pero ahí mismo se afila también la trampa. ¿Qué se resalta?, ¿Qué se coloca en primer plano? ¿Qué se oculta? ¿Cómo se enlazan las imágenes y las palabras? Concluye Cayuela:
¿Qué pudo haber pasado? Con los abogados algo muy simple: prefirieron limar las aristas conflictivas y forzar ligeramente los bordes de un caso en que habían invertido tiempo, dinero y relaciones para que sirviera de ejemplo de los males de nuestro sistema legal antes que saber la verdad de los hechos. Hicieron un documental de tesis con un caso fronterizo. ¿Coinci- do con su diagnóstico de la justicia? Sí. ¿Es útil la película para cambiar ese estado de cosas? Sí. ¿Son honestos al documentar los hechos? Me temo que no, su señoría.
Fernando Escalante, hoy:
(La Feria Internacional del Libro): es una exhibición inmejorable del estado actual de la cultura del libro —mejor dicho: de lo que queda de la cultura del libro, como apéndice de la industria del espectáculo. Y para ese aparato es indispensable el exhibicionismo santurrón de los estremecidos lectores, que ratifica el valor social de los libros como criterio de distinción. Supongo que se entiende, no se trata de leer, sino de hablar sobre la lectura, los libros, los autores, conversar con alguno o tener su firma, una foto, y si uno es verdaderamente culto, referirse a ellos por su nombre de pila. La hipocresía es transparente, y da igual. Es claro que la lectura no tiene ninguna importancia para todos los que declaran ante los reflectores su amor por la lectura. Eso forma parte de otro mecanismo: publicidad, fama, elegancia, dinero, amistades.
En 2016 Anne Carson publicó un libro extraño. ¿Era un libro? En una caja transparente se ofrecían 22 folletines. Poemas, libretos, traducciones, monólogos, listas, juegos verbales y dibujos. Piezas en las que aparecen su tío Harry, Proust y un coro de Gertrude Stein. Composiciones para teatro de cámara, ensayos, memorias, voces de todos los siglos que pueden leerse o contemplarse en cualquier orden. En una entrevista publicada tras la publicación de esa cesta de textos, la crítica Kate Kellaway le comentó a la autora que su trabajo expandía nuestra noción de lo poético. Le pidió entonces una definición personal: “Si la prosa es una casa, respondió Carson, la poesía es un hombre corriendo en llamas a través de ella.”
La belleza del marido, el poema con el que ganó el premio TS Eliot, tiene ya dos versiones en español. Curiosamente, es la misma editorial la que las ha puesto en circulación. Hace quince años, Lumen publicó la versión de Ana Bercciu y ahora presenta la traducción de Andreu Jaume. El subtítulo del poema anuncia que el poema es, al mismo tiempo, un relato, una confesión y una meditación sobre la belleza y el desamor: “un ensayo narrativo en 29 tangos.” Un lamento que es también una lectura del poeta que entendió a la belleza como sinónimo de verdad: John Keats.
Cada tango es precedido por una clave de Keats que pone en duda la equivalencia. La belleza a la que canta Carson es la belleza del ausente, la belleza del alevoso. La belleza de un defraudador. El primer tango del poemario es, precisamente una dedicatoria a Keats, por su completa entrega a la belleza. Más que “dedicación,” como traduce Jaume, Carson se sobrecoge con esa renuncia que supone la devoción plena.
Leal a nada
mi marido. ¿Entonces por qué le amé desde la temprana adolescencia hasta entrada la madurez
y la sentencia de divorcio llegó por correo?
La belleza. No tiene mucho secreto. No me da vergüenza decir que le amé por su belleza.
Como volvería a hacerlo
si se acercara. La belleza convence. Ya sabes que la belleza hace posible el sexo.
La belleza hace al sexo sexo.
En su ensayo sobre la antropología del agua Carson escribe dice que el líquido es algo que no puede ser sujetado. Como los hombres. Lo intentó con todos: padre, hermano, amante, amigo, fantasmas hambrientos y Dios. Cada uno de ellos se le escurrió de las manos. Tal vez así debe ser. Como en su ensayo clásico sobre el eros, Carson aborda en La belleza del marido el columpio del deseo: de la anticipación a la nostalgia; del ardor a la agonía. Ser el jugo que el amante bebe y llegar hasta la niebla de la guerra. La bestia dulce y amarga. El poema, escrito con la luz de la herida, es también una defensa de la osadía de vivir. “La vida implica riesgos. El amor es uno de ellos. Terribles riesgos.” Y un exhorto para empeñarse en lo imposible: “Este es mi consejo: retén. Retén la belleza.”
Como un duelo o, más bien, como una pelea de box presenta Ron Howard la larga entrevista que Richard Nixon concedió a David Frost un par de años después de renunciar a la presidencia de los Estados Unidos. Los boxeadores son un político de peso completo caído en desgracia y un peso pluma del entretenimiento periodístico. Una serie de lugares comunes recorre la película: el retador es ninguneado; el odiado tiene su encanto, todo se decide en el último round. Pero bajo la previsible narrativa, sobresale, sin embargo, un retrato asombroso y el atisbo de un enigma.
La cinta de Howard se basa en una obra de teatro de Peter Morgan, quien ya había explorado las conexiones entre la conciencia personal y la historia, entre lo casero y lo palaciego en aquella película sobre la reacción de la reina de Inglaterra a la muerte de la Princesa Diana. Astillas de humanidad que punzan monumentos de Estado. Como en aquella obra, “Frost y Nixon” ancla en un personaje admirablemente delineado que se traga escenario, drama y relato. Las dos cintas son poco más que cuadros de retratista. Como destella Helen Mirren en “La reina
,” en esta cinta brilla la actuación de Frank Langella. Langella no se parece a Nixon. No tiene la quijada, el bulto en la nariz, los cachetes colgantes. Sin ayuda del maquillaje, la actuación vence la fisonomía. El tono y la cadencia de la voz, el declive del cuello, la pesadez de cuerpo, el manejo de los silencios y los exabruptos, el gruñido en las palabras, la gravitación del rencor terminan persuadiendo que Nixon aparece en el cuerpo del actor.
El boceto de la película sugiere la simetría de un combate: el periodista y el político; un atrevido hombre del espectáculo frente al maniático gobernante defenestrado. La película, sin embargo, resulta convincente sólo en su lazo nixoniano. Frost, representado por Michael Sheen (quien hizo de un desabrido Tony Blair en “La reina”), aparece como un seductor que no seduce. Frost, el terco tirabuzón que en la legendaria entrevista logró destapar el corcho de la obcecación del político para vislumbrar la culpa del hombre, aparece aquí como un esparrin insustancial. Es la actuación de Langella la que sujeta la película mostrando una inteligencia derrotada por la patología y la conciencia que vence la contención. La cinta de Howard agiganta la entrevista como si fuera el gran evento del drama de Watergate, como si en la conversación se escenificara el juicio negado. No lo fue así. Lejos de ser el centro del escándalo, fue su epílogo. Pero justamente por ser colofón de un trauma histórico, logró enfocar al sujeto que protagonizó el drama. El político, despojado ya de su poder, aparece en instantes, como persona. Tras el acontecimiento histórico queda un hombre en ruinas y, al mismo tiempo, en pie.
Podría percibirse cierta condescendencia con el personaje central. Quizá no hay en la historia de la muchas representaciones cinematográficas de Nixon un retrato más benigno que éste al mostrarlo vulnerable, lúcido, antinixonianamente franco. Pero la película fotografía las telarañas del hombre político. Con todo y sus clichés, roza el misterio del personaje, la complejidad de un extraordinario animal político. Bestia de poder que es una mezcla de rudeza e inseguridad; enfático ante las cámaras, tímido y balbuceante en la pequeña conversación; portentoso estratega que fue incapaz del más tenue acercamiento personal. La entrevista dramatizada es un acercamiento a ese individuo destrozado que se aferra a sí mismo y que, sin embargo, no logra esconder el breve brote del arrepentimiento: defraudé a los Estados Unidos, defraudé a mis amigos, defraudé el régimen de gobierno de mi país. Eso será una carga que llevaré el resto de mi vida. Y la abierta confesión de su filosofía: lo que el presidente hace no puede ser ilegal.
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En youtube pueden encontrarse fragmentos de la conversación original (1, 2, 3, 4, 5, 6). La entrevista completa puede encontrarse aquí .
Virtud militante contra las cuatro pestes del mundo es el título del discurso que Francisco de Quevedo escribió en 1634 y que fue publicado, tras la muerte del poeta, hasta 1651. Es una descripción de las cuatro perdiciones del hombre: la envidia, la ingratitud, la soberbia y la avaricia. El moralista no se presenta como doctor que ofrece la cura a las calamidades, sino como el enfermo que relata sus propias afecciones. En un diálogo con Séneca, contestaba. Si digo que estoy enfermo digo en realidad que estoy hombre. “Escribo de las cuatro pestes del mundo no como médico, sino como enfermo.” Más ayuda el conocer del malo lo peligroso que es el mal, que del curandero lo confiables que resultan los alivios.
He usado algunas líneas de ese discurso para ilustrar un argumento en un artículo reciente. Apenas tuve espacio ahí para invitar a la lectura de esos discursos del genio madrileño. Por eso me gustaría exprimir la naranja un poco más. No me interesa comentar el texto. Prefiero llenar esta nota de comillas porque en el modo de decir de Quevedo radica su delicia. El genio de la sátira, el procaz sublime no solamente dominó todos los géneros sino que encargó todos los temperamentos. Colérico y burlón, también fue meditador sereno y sentencioso. En contra de lo que dijo Gracián, las hojas de Quevedo no son sólo para reír sino también para aprovechar.
De la “invidia” dice que le sucede lo que al perro flaco que rabia: “no hay cosa buena en que no hinque sus dientes, y ninguna cosa buena le entra de los dientes adentro.” Perro que ladra y no traga. Pero hay fácil remedio a este vicio de la envidia: “Si estás contento con las felicidades de los otros, las haces tuyas; esto logro es. Si las envidias, haces malaventuradas tus dichas; lo que es miseria. Si miserable te alegras de la calamidad ajena, añades al ser miserable, el merecerlo ser por delincuente. Si te apiadas, te acompañas, que es género de consuelo.”
La avaricia es idolatría y disparate. Venerar cacharros y esclavizarse a ellos. Mientras todos quieren cosas para gozarlas, el avaro las quiere para no gozarlas. “Al avaro tanto le falta lo que tiene como lo que no tiene.” Absurda tacañería: buscar el oro para ser pobre. El avaro “no vive para sí ni para nadie. Guarda lo que tiene, tanto de sí como de todos. Junta en sus tesoros deseos de su muerte, no socorros de su vida.”
De la soberbia advierte que sube como el cohete con gran ruido y aplauso, pero desciende muy pronto hecho humo y ceniza. “Y ninguno de los que le aplauden viéndole subir, ignora lo poco que ha de durar y lo breve en que ha de caer; así que ninguna cosa retrata tan vivamente la presunción de los soberbios como las bufonerías del fuego. Solamente la pólvora, invención infernal, pudo ser retrato de tan endiablado vicio.” La soberbia resulta el pecado más perezoso, dice Quevedo. Lo es porque se encuentra ”tullido en el ocio infame del amor propio, de donde no se mueve hacia el prójimo y se olvida de Dios, siempre rellanada en la propia estimación.” El estoico advierte que la soberbia es vicio airado e injurioso, que es embriaguez y una especie de locura. Y que es, ante todo, ignorancia de lo impotente que es cualquier mortal. Dice el soberbio que nadie es como él, que él solo lo es todo. Que es todopoderoso, que es rico y fuerte. Y la muerte le responde al soberbio que es, como todos, un gusano.
HOLA ESTÁ INFORMACIÓN TE PUEDE INTERESAR.
SI ERES UNA PERSONA INTELIGENTE, CAPAZ Y TRABAJADORA, ERES HONRADO (A), QUE LLEGA TEMPRANO A SU TRABAJO Y SALES TARDE DE EL, QUE HACE COSAS MÁS ALLÁ DE LAS QUE TE CORRESPONDEN, SI TE GUSTA LO QUE HACES, PERO QUE AL MISMO TIEMPO TIENES UN JEFE O JEFA NEURÓTICO(A), QUE TE HUMILLA, GRITA, AMENAZA, TE CREA CHISMES, SE BURLAN DE TI, TE AISLAN DEL GRUPO, TE BAJA LA MORAL Y SIENTES QUE EN VEZ DE TRABAJAR VAS A LA GUERRA…
TE ACONSEJO LEAS UN POCO DE LA INFORMACIÓN, SOBRE EL TERMINO MOBBING, YA QUE NO HAY QUE DEJARSE NUNCA MÁS DE ESTAS PERSONAS QUE PERJUDICAN NUESTRAS ASPIRACIONES LABORALES Y PISOTEAN NUESTRA DIGNIDAD, HAY QUE SER MEJORES, POR FAVOR DENSE UNOS MINUTOS PARA LEER ÉSTO.
TAL VEZ LO CONSIDEREN UN POCO LARGO, PERO CREÁNME VALDRA LA PENA SABER ESO ANTES DE QUE NO HAYA MARCHA ATRÁS. GRACIAS
Hay una nueva denominación llamada MOBBING, que habla sobre la agresión picológica en el trabajo, por jefes y compañeros con personalidades perversas que pueden hacer insufribles las horas laborables.
¿Qué es el ‘mobbing’?
Acudir al trabajo puede significar para algunas personas llegar a un campo de batalla. Sufren tensiones de tal calibre que les parece que se adentran en una selva llena de peligros. En lugar de sentirse orgullosas de lo que hacen para ganarse la vida, sienten que van a librar una guerra, que siempre pierden. Y vuelven a su casa cada día más desanimadas, menos seguras de sí mismas.
Hay jefes y compañeros con personalidades perversas que pueden hacer insufribles las horas laborables. Si se tiene la mala suerte de padecer un ambiente intoxicado de rivalidad, enfrentamientos y descalificaciones, aparecen síntomas como insomnio, dolores de cabeza, de estómago y otras enfermedades que somatizan las graves dificultades por las que está pasando la persona afectada (disminución de defensas).
Siempre han existido ‘jefecillos’ odiosos, compañeros envidiosos y empleados ineptos que utilizan las relaciones laborales para solventar conflictos personales. Así, algunos llegan a crear un clima de Hostigamiento Labral = ‘psicoterror’ que acaba con la salud de los otros.
Minar la confianza
¿Puede sufrir cualquiera el ataque de un terrorista laboral? ¿Quién es la víctima más propicia del psicoterror?¿Quién es el agresor?
El acosador laboral es un perverso; la víctima, alguien que no sabe defenderse de forma adecuada. A veces es difícil responder a este tipo de personas, porque suelen utilizar maniobras complicadas de desenmascarar. El psicoterrorista rechaza la comunicación directa con la víctima del acoso y hace reproches hacia su carácter y críticas hacia su trabajo a través de intermediarios.
La desacredita por la espalda, intenta aislarla y destruir las alianzas que tenga con otros compañeros. Trata de minar su autoestima para después hacer que se sienta totalmente responsable de esa situación. La técnica que utiliza el perverso con su víctima es siempre la misma: le conduce a dudar de sí mismo a la mínima ocasión para anular sus defensas. La víctima de un acosador laboral puede llegar a estar tan confundida que acaba dándole la razón y le provoca sentimientos de gran desvalorización personal. El perverso no sólo persigue el poder, sino la utilización del otro como si fuese una marioneta. Coloca a su víctima en una situación de impotencia y después la destruye porque disfruta con ello. Las empresas utilizan, en muchas ocasiones, este modo perverso de actuar para librarse de aquéllos que les resultan incómodos. Al principio te hablan con buenas palabras pero por la espalda te dan las puñaladas, inventan cosas y obligan a la víctima a que haga cosas indebidas, usan tus problemas como una forma de manipulación, tales como piensa en tus hijos, tus rentas, tu futuro, te chantajean a tal grado que te vuelves su esclavo sin saberlo.
No es raro que busquen trabajadores independientes y con capacidad de decisión a los que, sin embargo, luego piden sumisión a un sinfín de acciones con las que no están de acuerdo, y siempre por el ‘bien de la empresa’. Sutil forma de chantaje, que muchas veces funciona por miedo a perder su puesto de trabajo o antigüedad.
El perfil psicológico de la víctima
La víctima suele tener rasgos opuestos a su acosador:
Es responsable y perfeccionista en su trabajo. Suele estar a disposición de la empresa, lo que apunta a una cierta forma de dependencia, es amable y tranquilo por Ende, ya que sus pensamientos están centrados en hacer el trabajo y su familia.
Es escrupuloso y tiene una marcada tendencia a sentirse culpable. Los acosados son personas que se sacrifican por los demás y se hacen responsables de más cosas de las que les corresponden. Su exagerada conciencia está ligada al miedo a fallar porque saben que es su trabajo y familia la que está de por medio.
· No es raro que el acosado tenga un sentimiento de inferioridad que le hace ser vulnerable ante un perverso. Posee una vitalidad que es la que vampiriza el perverso. Ataca su parte viva, dejándole sólo con la melancolía, y siempre sientiéndose mejor que la víctima y se aprovecha siempre de la necesidad de los que buscamos trabajo decente y bien hecho.
Perfil del acosador
El ‘psicoterrorista’ laboral:
El jefe o compañero de trabajo que acosa a un empleado tiene, las siguientes características personales:
Megalomanía: El acosador(a) se cree el punto de referencia del bien y del mal. A menudo, es moralizador: exhibe valores morales irreprochables (sabe actuar como si fueran unos santos), mientras descubre la maldad en los otros.
Falta de empatía: tiene una ausencia total de interés por los demás, aunque sí desea que los demás se interesen por él.
Vampirismo: el acosador laboral es también un vampiro pesimista; es envidioso e intenta apropiarse de lo que tienen los demás.
IRRESPONSABLE: atribuye a los demás sus propias dificultades y fracasos; así nunca es culpable de nada.
SOBRE TODO ESTO, TE PIDO QUE NO HAGAS LO QUE MILLONES DE PERSONAS HAN HECHO DURANTE AÑOS, SI UN JEFE TE TRATA ASÍ, NO EMPIECES A FALTAR, NO ARRUINES O MALTRATES TU LUGAR DE TRABAJO O PRODUCTOS, EVITA HABLAR A LA BUENA CON ESA PERSONA PUES NO ERES LA PRIMERA PERSONA QUE LO INTENTA, YA LO HAN HECHO MUCHOS Y HAN FALLADO, NO DIFAMES, NO CREES CHISMES, NO ROBES PERO SOBRE TODO, NO RENUNCIES Y EVITA QUE TE CORRAN Y NO PIENSEN EN VENGARSE, NO FUNCIONA.
SOBRE INFORMACIÓN ME ANTICIPO A COMENTARIOS HOSTILES A LOS QUE NO LES PARECE, COMO QUE SOY UN TRAUMADO, UN DÉBIL, UN PERDEDOR, ETC, NO IMPORTA SÉ QUE NO ES ASÍ, LO QUE SI IMPORTA ES NUESTRA DIGNIDAD, NUESTRA FAMILIA Y NUESTRO TRABAJO.
LO QUE SI DEBEMOS HACER DE INICIO ES COMENTAR A RH O A LOS DUEÑOS, SOBRE LO QUE PASA, SINO SUCEDE NADA Y TODO SIGUE IGUAL O TAL VEZ SEA PEOR, LA MEJOR OPCIÓN SIEMPRE VA A SER DEMANDAR LO MAS PRONTO POSIBLE, NO TENGAN MIEDO A LAS REPLESALÍAS, A QUE LOS CORRAN MENOS, BUSQUEN APOYO VERDADERO ENTRE COMPAÑEROS, SE QUE EL DINERO NOS LÍMITA MUCHO A HACER ESTAS COSAS PERO VALDRÁ LA PENA A FUTURO.
TENGAN EN CUENTA QUE EL JEFE ACOSADOR NO ES EL DUEÑO, NO ES ACCIONISTA, O AUNQUE DIGAN QUE ES EL CONSENTIDO DEL DUEÑO, NO IMPORTA, NO DEJA DE SER UN EMPLEADO, PORQUE SI DEJAMOS QUE ESTO SIGA SIENDO UN CIRCULO VICIOSO Y NO LO DETENEMOS, CREÁNME, SI RENUNCIAN ESTE JEFE NO LOS SEGUIRA, NO LO REGAÑARAN PORQUE TE HAYAS IDO Y MUY AL CONTRARIO TE ENTERARAS QUE LOS PREMIAN.
MIL VECES PEOR CUANDO BUSQUES TRABAJO, TE DIRAN QUE POR QUÉ TE SALÍSTE, POR QUÉ NO DURASTE MUCHO Y TENDRÁS QUE DECIR LA VERDAD O UNA MENTIRA QUE NO SABRÁS DECIR, Y NO TE DARÁN TAN FÁCIL EL TRABAJO PORQUE TE EMPEZARÁN A VER COMO INESTABLE, ASÍ QUE TODOS LOS QUE HAN RENUNCIADO POR ESTOS PROBLEMAS CON «JEFES» MALETAS Y PORQUE NO DECIRLO, COMPAÑEROS QUE TAMBIÉN LLEGAN A HACER LO MISMO Y PROVOCARAN QUE HAYA MILES EN LA CALLE BUSCANDO TRABAJO Y PROVOQUE MÁS Y MÁS DESEMPLEO. MEJOR QUE SE VAYA UNO Y NO MILES, PIENSALO DE FAVOR Y SI ERES, HAS SIDO VÍCTIMA DE ESTE SPICOTERROR, TE PIDO DE FAVOR QUE MANDES ESTE MENSAJE A LOS DEMÁS COMPAÑEROS PARA EVITAR EN EL FUTURO MÁS DE LO MISMO, Y SIN CHANTAJE LO DIGO: ES POR EL FUTURO Y BIENESTAR DE NUESTROS HIJOS -(AS).
ATTE: AMANT
Chucho:_
¿Por qué ya no publicas tus artículos de los lunes en tu blog? Yo no estoy suscrito al f’king Reforma.
A Chucho Silva o ya le da hueva hacer su blog (mensaje subliminal de esta foto), o es otra de esas vícitimas de terrorismo y acoso laboral (en el ITAM o en f’king Reforma), o se fue de voluntario a la campaña de Obama. Mejor lean al Oso Bruno, que está más mejor que nunca. (sí, «más mejor»)