Bernard Henri-Levy, el intelectual que tantos adoran odiar, ha curado una exposición en la Fundación Maeght, al sur de Francia. Se trata de una exploración del vínculo entre pintura y filosofía. El escritor, cineasta, activista, modelo ha organizado la exposición que ilustra la complicidad y la rivalidad del pensamiento y el arte a través de siete estaciones en donde dialogan artistas contemporáneos y renacentistas bajo la idea de que el arte no tiene tiempo ni sitio. Una cruz de Basquiat frente a una crucifixión de Bronzino. El New York Times y el Financial Times han publicado notas sobre la exposición.