Mientras algunos celebran que las nuevas tecnologías anuncian que, finalmente, el paraíso del autogobierno está a la vuelta de un tuit, Evgeny Morozov se ha dedicado a advertir que los déspotas también las aprecian. En un libro publicado a principios de este año se lanzó contra el romanticismo tecnológico: si internet puede ser un dispositivo democratizador es igualmente una herramienta al servicio de los dictadores. Morozov comenta los disturbios londinenses donde los amotinados rompían vidrios y robaban televisiones mientras tuiteaban. Cameron mordió el anzuelo y se lanzó contra las redes sociales, anunciando que habría que controlarlas. El desliz le parece preocupante a Morozov: si las democracias europeas consideran limitar el acceso a internet o pretenden controlar los contenidos, las autocracias festejarán.
Gracias a @literalmagazine descubro esta animación a partir del argumento de Morozov:
Tom Friedman escribió antier que eso hace el gobierno por minorías más fácil que nunca. Ejemplo buscar en diccionario: Tea Party.
Tal vez sea el momento donde el gobierno representativo, a carta cabal, se vuelve más necesario.
Por desgracia las nuevas tecnologías hacen que el papel del representante sufra de demasiadas intrusiones.
Insisto en el voto secreto, como alivio.
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